Susana Simón |
martes, 5 de febrero de 2013
Comentario de texto: El huésped de Drácula - Por Susana Simón Cortijo
COMENTARIO A EL HUÉSPED DE DRÁCULA
POR SUSANA SIMÓN CORTIJO
En el
manuscrito original de la novela de 1897 Drácula, de Bram Stoker, la novela empezaba con un primer capítulo
titulado El
invitado de Drácula, pero
los editores estimaron que ese primer capítulo era superfluo y decidieron
retirarlo, haciendo que El diario de Jonathan Harker, el capítulo
siguiente, fuera el primero de la versión destinada al público. En ese primer
capítulo original, El invitado de Drácula, el narrador (cuyo nombre el
texto no revela, pero que la novela, más tarde, deja suponer que es Jonathan
Harker) se dispone a salir de su hotel en un coche de caballos y el hotelero
aconseja al cochero que no se demore, que ya sabe que esa noche es diferente a
las demás. Cuando, durante el camino, el narrador le pregunta al cochero qué
tiene de especial esa noche en particular, éste le contesta que es la noche de
Walpurgis.
En
1914 la viuda de Stoker autorizó la publicación de ese capítulo bajo la forma
de un cuento corto de mismo título: El invitado de Drácula. Más tarde,
en 1931, la película Drácula recupera esa
mención de la noche de Walpurgis, que en la novela había sido eliminada por los
editores junto a todo el primer capítulo, pero en la película es el hotelero
quien advierte al narrador, esta vez identificado con el personaje de Renfield, de que se guarde de los horrores de la noche de
Walpurgis.
A
raíz de esto se me ocurre pensar, que no sé lo que le pudo parecer a Bram
Stoker la decisión de los editores, al fin y al cabo era su novela y quitarle
el primer capítulo, así de un plumazo, a ningún autor le haría gracia. Menos
mal que la viuda autorizó la publicación de ese capítulo y no se perdió en el limbo literario.
Centrándonos
ya en el relato escalofriante y tenebroso donde los haya, a mí me ha
sorprendido la cabezonería y falta de sensatez del protagonista, pero sin eso
no habría historia. Le están diciendo que no vaya por ahí, que se va hacer de
noche, que va a venir la tormenta y él nada, empeñado, cuanto más le dicen más
ganas tiene de llevar la contraria, pues hijo tú te lo has buscado, le está
bien empleado todo lo que le pasa. El cochero sí que lo tiene claro y transmite
muy bien al lector el miedo que está pasando, hasta que desaparece a toda
carrera, y eso que no ha llegado al sitio maldito. Hasta a los soldados que le
rescatan se les nota el miedo que da el lugar, cementerio, tumba, panteón o
como lo queramos llamar y encima de noche y ¡Qué noche!, la terrible noche de
Walpurgis. Tiene todos los ingredientes terroríficos muy bien puestos y
narrados con la maestría de un buen escritor.
La
verdad es que Drácula y yo hemos tenido muy buena relación, tanto en novela
como en el cine, somos viejos amiguetes, pero me refiero al Drácula auténtico,
al original, no a las malas imitaciones y sucedáneos de vampiros que han
aparecido después.
Como
aficionada a la buena ciencia ficción siempre me gustarán este tipo de
historias.
Os
mando un pequeño mordisquito en el cuello, pero sin sangre ¡eh!
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